Hoy escuché el mejor discurso sobre el 2 de abril y esto fue lo que aprendí.
Gracias Daniel Glüzmann por enseñarme siempre.
La Guerra de Malvinas, a la distancia va siendo un tema para reflexionar fuera del fervor patriótico. Hoy, por primera vez, escuché cómo había repercutido en las imágenes de la pintura argentina en un discurso de colegio en el que un profesor de arte tuvo la creatividad y la valentía de ayudarnos a reflexionar en su terreno, sin golpes bajos ni sentimentalismos. Estas son las palabras sobre la obra de Kuitca que reproduzco textualmente:
"En el terreno de las imágenes, es notable como la producción de muchos artistas se vio influenciada por el ánimo de la guerra. Es decir, existe un conjunto de obras que, aun cuando no tematizan específicamente el conflicto, ofrecen representaciones que exigen desmontar sus sentidos en clave histórica
Guillermo Kuitca nacido en 1961, fue uno de los artistas activos en el medio más cercano a los jóvenes conscriptos. En ese momento produce su serie “Nadie olvida nada”.
Por entonces, el artista se había acuartelado en su taller y no salía siquiera para comprar materiales. A partir de una especie de cirujeo, en su propio espacio empezó a tomar puertas, pedazos de madera, restos de superficies sobre las que dispuso sus pinturas. “Y realmente fue a partir de esa recolección casi mínima que había a mi alrededor que yo armé la serie", asegura el artista.
Su producción comenzó a replegarse hacia una condición más íntima, como si actuara en defensa propia frente a ese fervor belicista que se vivía en el afuera. El asunto del que se aferró fue la imagen de la cama amarilla que repitió una y otra vez, al punto de convertirla en motivo único.
Kuitca sostuvo, durante la época de Malvinas lo siguiente: “Empecé a pintar camitas, era un período en que estaba deprimido y lo que quería transmitir en la obra era que yo me había quedado quieto con el pincel en la mano, y para producir la pintura lo que se había movido era el cuadro, con lo cual lo que pintaba era apenas un esbozo. La mano no tenía fuerza suficiente para agarrar un pincel.” Sus formas son apenas figurativas y en el fondo los colores se ensucian unos con otros con pinceladas secas.
Las mujeres siluetadas funcionan como una formula expresiva recurrente de la serie, como almas en pena que vagan en la deriva espacial de un mundo de tácita violencia. Kuitca nos dice, "no puedo negar que hay en mi obra una visión política del mundo, una visión de la historia, solo que no la puedo formular mas allá de cómo la formula mi propia obra.”
Si bien en la obra “Nadie olvida nada”, la relación es ambigua con aquello que representa, es sin duda un reconocimiento de las víctimas. Las camas con sus sábanas semi-abiertas se muestran a la espera de cobijar un cuerpo ausente. El lecho inscribe con su presencia un reclamo por su apremiante vacío. "
gracias por valorar mi discurso. Es bueno a veces buscar otro enfoque para abordar distintos temas, como en este caso. No sirvo para escribir discursos políticos ni diplomáticos.Para ello, hay gente especializada en ese tipo de discursos.Lo mio fue desde el arte !metiéndome un poco en la problemática individual de algunos creadores...
ResponderEliminarEstuvo muy interesante, recorté la parte de Kuitca pero todo lo demás estaba buenísimo.
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