Los derechos imprescriptibles del lector
La avidez por la lectura decidió mi vocación, sin duda alguna. Recuerdo los dos últimos años del colegio secundario siempre con un libro debajo del banco, enajenada, leyendo todos los libros prestados por mi profesora de Literatura que fue mi iniciadora en esta pasión para toda la vida.
Pero como pasa con los grandes amores, cuando uno hace de esto la profesión, empiezan a entrar las obligaciones. Lecturas por compromiso. Re-lecturas como deber programático. Lectura de cientos de exámenes y ensayos para evaluar. Consulta de crítica literaria. No es que haya desaparecido el amor, pero sí quizás esa locura, esa exclusividad que nos llevaba a leer en cualquier parte, de cualquier manera, todo lo que llegaba a nuestra manos.
"En el prado", C. Monet |
Hoy le dedico esta entrada a dos amigas, una amiga muy antigua y una amiga nueva: Teresa y Anahí. ¿Qué tienen en común? El desmesurado y hermoso amor por los libros.
La primera, Teresa, es casi amiga de toda la vida. Es una gran psiquiatra pero estoy segura de que ella se enorgullece por ser una gran lectora. Me encanta visitar librerías con ella y verla deambular, gozosa, tocar las tapas, ansiar los libros como trofeos que se llevará a casa para armar pilas de deseo desparramadas aquí y allá. Ella me regaló en septiembre este hermoso libro de Daniel Pennac que hoy es protagonista del Café Literario. Como siempre, lo sacó de su biblioteca, amorosamente, y me lo entregó con un "estoy segura de que te va a gustar". No sólo me gustó, sino que me emocionó hasta las lágrimas y me hizo replantear mi relación con la lectura y con mi rol de docente de Literatura.
"Lectora y velador", H. Matisse |
La segunda, Anahí, es una amiga de hace poquito, la conocí a través de su blog La lectora en la ciudad. Fui la feliz ganadora de un bello libro de cuentos en su sorteo de fin de año. Así fue como me acerqué a su casa a buscar mi premio y allí la conocí, más bella y transparente todavía en carne y hueso que en su entidad virtual. Le prometí una entrada en el blog y aquí va:
Algunos momentos de Como una novela de Daniel Pennac, ilustrados con bellas pinturas de lectoras, mujeres viviendo miles de vidas a través de los libros.
Compartimento C, Coche 193, E. Hopper |
"Leyendo en una tarde soleada", A. Banks |
"Visto ahora en este comienzo de insomnio, aquel ritual de la lectura, cada noche, al pie de su cama, cuando él era pequeño -hora fija y gestos inmutables-, se parecía un poco a la oración. Aquel armisticio que seguía al estruendo del día, aquel reencuentro al margen de cualquier contingencia, aquel momento de silencio recogido antes de las primeras palabras del relato, nuestra voz al fin semejante a sí misma, la liturgia de los episodios... Sí, la historia leída cada noche cumplía la más bella función de la oración, la más desinteresada, la menos especulativa, y que sólo afecta a los hombres: el perdón de las ofensas. Allí no se confesaba ningún pecado, ni se buscaba conseguir un pedazo de eternidad, era un momento de comunión entre nosotros, la absolución del texto, un regreso al único paraíso que vale la pena: la intimidad." (página 31)
"La lectora", F. Botero |
" Jamás le haremos entender a un muchacho que, por la noche, está metido de lleno en una historia cautivadora, jamás le haremos entender, mediante una demostración limitada a sí mismo, que debe interrumpir su lectura e ir a acostarse.
Es Kafka quien dice eso en su diario, el pequeño Franz, cuyo padre hubiera preferido que pasara todas las noches de su vida haciendo números." (página 58)
"Una lectura tranquila", E. Harris |
"Hay que leer, hay que leer...
¿Y si en lugar de exigir la lectura, el profesor decidiera de repente compartir su propia dicha de leer?" (página 79)
"La lectora", J. H. Fragonard |
"Lo que leemos, lo callamos. Las más de las veces conservamos el placer del libro leído en el secreto de nuestra celosía. Bien porque no vemos en él nada que decir, bien porque, antes de decir una palabra, tenemos que dejar que el tiempo efectúe el delicioso trabajo de destilación. Ese silencio es la garantía de nuestra intimidad. El libro ha sido leído pero nosotros todavía seguimos en él." (página 82)
"Lectora", P. Picasso |
"Si pensamos en la parte de las grandes lecturas que le debemos a la Escuela, a la Crítica, a todas las formas de publicidad, o, por el contrario, al amigo, al amante, al compañero de clase, o a veces incluso a la familia - cuando no coloca los libros en el estante de la educación-, el resultado es claro: las cosas más hermosas que hemos leído se las debemos casi siempre a un ser querido. Y a un ser querido será al primero a quien hablemos de ellas. Quizás, justamente, porque lo típico del sentimiento, al igual que del deseo de leer, consiste en preferir. Amar, a fin de cuentas es regalar nuestras preferencias a quienes preferimos. Y estos repartos pueblan la invisible ciudadela de nuestra libertad. Estamos habitados por libros y por amigos." (página 84)
"La lectora de novelas", V. Van Gogh |
"Cuando un ser querido nos da a leer un libro, lo buscamos en un principio a él en sus líneas, sus gustos, las razones que lo han llevado a colocarnos ese libro en las manos, las señales de una fraternidad." (página 84)
"Lectoras", P. A. Renoir |
"Desde el momento en que se plantea el problema del tiempo para leer, es que no se tiene ganas. Pues, visto con detenimiento, nadie jamás tiene tiempo para leer. Ni los pequeños ni los mayores. La vida es un obstáculo permanente para la lectura.(...) El tiempo para leer es siempre tiempo robado.( Al igual que el tiempo para escribir, por otra parte, o el tiempo para amar.)
¿Robado a qué?
Digamos que al deber de vivir. " (página 120)
"The Reading Girl" Théodore Roussel |
Y ahora esta última cita en respuesta a la entrada del blog de Anahí Flores "La lectora a fin de año":
"El cómo se leerá (o los derechos imprescriptibles del lector)
1. El derecho a no leer.
2. El derecho a saltarnos las páginas.
3. El derecho a no terminar un libro.
4. El derecho a releer.
5. El derecho a leer cualquier cosa.
6. El derecho al bovarismo (enfermedad de transmisión textual)
7. El derecho a leer en cualquier sitio.
8. El derecho a hojear.
9. El derecho a leer en voz alta.
10. El derecho a callarnos. "
¿Ensayo? ¿Antimanual? ¿Monólogo? Como una novela de Daniel Pennac es una obra insólita, que nos hace reflexionar sobre nuestra relación con el libro y nuestra posición como padres y docentes en la transmisión de este legado cultural.
* Pennac, Daniel, Como una novela, Editorial Anagrama, Barcelona
Leí hace unos años este librito (tengo una edición de bolsillo de Norma) de Daniel Pennac, y me provocó una conmoción similar. Se supone que uno de los objetivos fundamentales de un profesor de Literatura es despertar el gusto por la lectura, el "goce estético" (¿cuántas veces enunciamos estos propósitos en las planificaciones?) y, paradójicamente, la mayoría de los chicos termina odiando la lectura, porque por por más esfuerzos que hagamos, siempre la viven como una obligación, una tarea escolar más con la que hay que cumplir. Por cada lectura viene un trabajo práctico, una monografía, una exposición oral... ¿Cómo van a disfutar de una historia, cómo van a sumergirse gozoso en ella con tantos deberes que los esperan después del viaje?... Y entonces, ¿qué hacer?... (Igual, creo que esta pregunta abarca no solo las clases de Literatura sino la escuela en general, pero esa es otra discusión).
ResponderEliminarHace años que no ejerzo como docente, pero por mi trabajo también dedico la mayor parte de mi tiempo a lecturas "obligadas"... y cuando termina el año siento que casi no me quedó tiempo ni ganas de leer "lo que me da la gana". Es decir que hasta para nosotras, amantes de la lectura, la obligación termina convirtiéndola en un compromiso, muchas veces alejado del placer...
Una vez más me siento como en casa en tu casa. Si me permitís, sumo a tus citas este fragmento:
"(El hombre) lee porque se sabe solo. La lectura es una compañía que no ocupa el lugar de ninguna otra y a la que ninguna (...) podría remplazar. No le ofrece ninguna explicación definitiva sobre su destino pero teje una retícula apretada de complicidades entre la vida y él (...) que hablan de la felicidad paradójica de vivir, al tiempo que iluminan el absurdo trágico de la vida. De modo que nuestras razones para leer son tan extrañas como nuestras razones para vivir"...
Un abrazo, Eleonora
ps: ah... preciosas las imágenes que ilustran el post!
Hola Betina, qué bueno que vos también leíste este libro. Gracias por la cita que agregaste, tan hermosa.
EliminarOtro abrazo para vos.
excelente selección de cuadros... incluso el de Van Gogh que es mi favorito no lo conocía... una de las razones de los blogs es nuestro amor por la lectura, aunque a veces no lo parezca ja... salu2 y feliz 2014...
ResponderEliminarMuchas gracias, JLO, yo tampoco conocía a la lectora de Van Gogh.
EliminarMuy feliz 2014 para vos también.
Muchas gracias por esta entrada. Sobre todo, por acompañarla con los maravillosos textos de Pennac, a quien me gustaría releer. Quién sabe este año. Un beso :-)
ResponderEliminarQué bueno que te gustó. Y cómo viste el derecho Nº 4 te habilita a releer.¡Por muchas buenas relecturas este año, Lectora!
EliminarHoy salió en Clarín un reportaje cortito a Cristina Pérez (periodista de lunes a viernes a las 20 en Telefé Noticias). Acaba de editar su primer libro de cuentos y ya prepara una novela. "La literatura es mi vida, soy lo que leí", se define ella.
ResponderEliminarFuerte, no?
Hola Maia, gracias por pasar por Razón del gusto y dejar tu comentario. Muy hermosa y verdadera la cita que trajiste.
EliminarLili:Me encantaron los comentarios y las pinturas!
ResponderEliminarLas pinturas me hicieron acordar al libro "Las mujeres que leen son peligrosas". Ahí se muestra la tardía aparición de la mujer leyendo en la pintura, como si la asociación mujer-libro haya sido durante siglos considerada subversiva.
Respecto al libro de Pennac, en cuanto lo leí pensé en vos. Me alegro muchísimo que te haya resultado importante.
Aprovecho para felicitarte por tu blog, cada entrada es un verdader placer! Ricardo también te quiere mandar felicitaciones.
Teresa
¡Hola, Teresa!
EliminarVoy a buscar "Las mujeres que leen son peligrosas". Ves? Vos siempre estás acercándome libros.
Gracias por tu mirada cariñosa.
Liliana
Si lo conseguis vas a ver que tiene varias pinturas en común con las de tu selección. Está interesante pero ahora sacaron una saga (Las mujeres que escriben, las mujeres que pintan,etc...) que no sé si están tan buenas.
EliminarTeresa