Marsella es la tercera ciudad más grande de Francia, por lo tanto pretender conocerla en un día era una empresa imposible. Por eso, ese jueves soleado de otoño, paseamos por el Puerto Viejo, nos tomamos un barquito hacia el Parque Nacional Les Calanques y conocimos el Castillo de If, lugar escogido por Alejandro Dumas para su famosa novela El conde de Montecristo. Esta es una interesantísima fortaleza edificada en 1529, devenida luego prisión del Estado, pero sobre todo convertida en lugar legendario donde Edmond Dantès, el conde de Montecriscto fue encarcelado. Allí se puede visitar la celda de este personaje de ficción que fue a visitar el mísmisimo autor. Cuentan que la guía entusiasmada le narró al grupo cada detalle de la huida de Dantès que el autor escuchó con interés y sorpresa. Cuando terminó su relato, con respeto, Dumas le dio la mano a la guía y se presentó: -Yo soy Alejandro Dumas.
El castillo de If no sólo fue escenario del primer best seller de la historia de la literatura sino que también albergó entre sus muros al primer rinoceronte visto en Europa, un regalo ofrecido por el rey de Portugal al Papa León X.
Vale la pena, entonces, hacer el viaje en barco, pasear por el castillo, tomarse un cafecito o un refresco en la isla mientras se espera el barco que nos lleva de regreso al Puerto Viejo y luego caminar y caminar por los alrededores del puerto, en el que aparecen edificios de gran calidad arquitectónica e histórica.
Nosotros llegamos hasta el nuevo barrio Euroméditerranée, en el que han reciclado antiguos depósitos del siglo XIX, hasta llegar a Las Terrases du Port, moderno y sofisticado centro comercial con una hermosa panorámica del mar y de Marsella.
Aquí van algunas fotos de ese paseo.
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