Visitar el Malba siempre ha sido para mí una experiencia estimulante. Desde que abrió sus puertas hace diez años, El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires que alberga la colección Constantini es uno de mis lugares predilectos. Solamente entrar a ese edificio, fisgonear en la tienda, tomar un cafecito resulta un buen plan, mucho más cuando vamos con el entusiasmo de ver una muestra que nos han recomendado o que esperamos en Buenos Aires.
Como todo importante centro cultural cosmopolita, el Malba acerca las nuevas tendencias y organiza exposiciones muy bien curadas en sus espaciosas salas que modifican su espacio y sus colores para cada exhibición.
Ayer, siguiendo la pista del estreno de "Cornelia frente al espejo", la encontré en la programación de Octubre de Malba. cine. Buen plan para un sábado nublado: pasar la tarde en el Malba.
A continuación voy a hablar de dos experiencias muy distintas pero que para mi percepción fueron como la entrada y el primer plato de un banquete exquisito, cuyos sabores y aromas se potenciaron mutuamente.
Beatriz Milhazes, todo el color y la magia de lo eterno femenino
Durante los meses de septiembre a noviembre, subir al segundo piso del Malba es entrar a otra dimensión de círculos y color. Ninguna foto, ningún catálogo pueden hacerle honor a la pintura de Beatriz Milhazes, una carioca de 52 años, que sabe conjugar lo mejor del arte óptico, del pop y del realismo mágico latinoamericano.
Nos recibe en la galería la enorme intervención escenográfica diseñada por la artista especialmente para este espacio, que como una cortina infinita se extiende a lo largo del larguísimo pasillo. Dentro de las salas, sus enormes lienzos, llenos de texturas, nos hacen acordar a los calcos, a las figuritas, al espirógrafo que usábamos las niñas de los 70 con biromes de colores, a los arabescos infinitos que todas las mujeres dejamos en papeles cuando hablamos por teléfono o estamos aburridas en alguna reunión. Dicen que es la pintora más buscada de la actualidad y que en Sothebys sus cuadros están valuados en 600.000 libras esterlinas. Y sí, yo entiendo por qué. Son cuadros inspirados e inspiradores que contagian vida.
"Cornelia frente al espejo", el elogio del estado de perplejidad
A las 20, con el auditorio completo, antes de apagarse la luz, para nuestra sorpresa, el director de la película, Daniel Rosenfeld, nos presentó a las actrices y nos prometió un encuentro y unos vinos al final.
Ya desde los créditos, entramos en el mundo onírico que nos propone la película con la acertada elección de los grabados de Max Ernst.
Basada en el cuento homónimo de Silvina Ocampo, el guión respeta fielmente los diálogos de un cuento que es puro diálogo, casi una obra de teatro.
El diálogo entre el cine y la literatura es frecuente desde el mismo nacimiento del cine, pero generalmente los lectores nos quedamos desilusionados con la versión fílmica. No es este el caso de la película de Rosenfeld que logra reproducir el mismo estado de estupor, la misma ambigüedad que genera este bello cuento-nouvelle de Silvina.
Para los que no leyeron el cuento, lo cual recomiendo antes de ver la película, Cornelia es uno de esos personajes lánguidos y a la vez apasionados, una joven de la oligarquía porteña venida a menos. Muy poco o casi nada sabemos del pasado de Cornelia, ella es el puro deseo del presente y ese deseo es morir. Para ello entra a la misteriosa mansión abandonada de su tía, llena de objetos guardianes del silencio, amenazantes desde su inmortal materialidad.
Cornelia, encarnada en Eugenia Capizzano, se materializa como una de las bellas esculturas que acaricia la cámara. Eugenia le presta su voz y su cuerpo a Cornelia para que deambule etérea por los distintos recintos de esa casa traspasada por los mínimos hilitos de luz que se filtran por las ventanas. Las palabras del cuento parecen nuevas en su boca, a tal punto que es necesario volver al texto para descubrir que sí, que allí estaban quietitas, esas palabras que antes de ver la película no habíamos visto, porque miramos sin ver o somos un poco miopes como dice Cornelia de sí misma.
Las sucesivas apariciones de Eugenia Alonso, Rafael Spregelburd y Leonardo Sbaraglia crean tres momentos sólidos y bien distintos. El diálogo con Leonardo Sbaraglia pone en escena la inversión de Las mil y una noches, no es ella, como Sherezade la que quiere distraer a la muerte sino que es él quien le pide más historias con la ilusión de hacerla olvidar del suicidio. La narración de la romántica aventura con Pablo, ilustrada con las bellas fotos de principios del siglo XX seleccionadas de la revista Camera Work, es uno de los momentos más logrados del film.
La charla informal entre vinos con el director, completó esa sensación con la que uno sale de la sala: sólo personas enamoradas intensamente de un proyecto pueden hacer algo tan bello. Lograron transmitir esa sensación de produce el texto, la de salir con telarañas pegadas después de entrar a una misteriosa y oscura casona en la que la luz de las ventanas que abrimos va resucitando a los espejos para que despierten esos rostros que se miraron en ellos.
La música, las alusiones a la muerte del cisne, a Alicia en el país de los espejos, las metáforas especulares, la presencia de la niña y el acierto de retacear su imagen detrás del vidrio fragmentado. Todos son fragmentos de ese todo que es el cuento y la película de los que solo nos llevaremos retazos.
La niña de diez años... La adivina, La divina, Ladvinia? la de La Rosa Verde... encierra toda la ambigüedad de la obra de Silvina Ocampo. Todos pasamos por esos estados de perplejidad en la vida cotidiana... Como se pregunta Cornelia, ¿cómo no me di cuenta de que esmeralda, era Esmeralda, la calle conocida?
La niña de diez años... La adivina, La divina, Ladvinia? la de La Rosa Verde... encierra toda la ambigüedad de la obra de Silvina Ocampo. Todos pasamos por esos estados de perplejidad en la vida cotidiana... Como se pregunta Cornelia, ¿cómo no me di cuenta de que esmeralda, era Esmeralda, la calle conocida?
Lo más lindo de "Cornelia frente al espejo" es que uno vuelve a casa con la necesidad de buscar otra vez el cuento. Que una película basada en un texto tan rico e inasible produzca esta sensación es la mejor prueba de que se ha logrado la maravillosa alquimia entre el cine y la literatura.
Malba.cine:
Ciclo Fantasmas, durante el mes de octubre
CORNELIA FRENTE AL ESPEJO, de Daniel Rosenfeld: sábados a las 20 hs.
Horario exposiciones: 12 a 20 hs.
Entrada a exposiciones $30. Entrada al cine $23. Importante: estudiantes, docentes y jubilados lleven tarjeta o algún documento para acreditarlo así les hacen el descuento del 50%
Lindísimo "paquete", Lili, para un día de lluvia. Yo fui ayer y lo que me dio ganas de hacer es seguir reproduciendo espejos...
ResponderEliminarMe encantó tu comentario. Es verdad que la película te da ganas de volver sobre el cuento... A mí me pasó al revés: cuando vi que habían hecho la película, volví a leer el cuento porque no podía creer que de ese diálogo pudiera hacerse cine. Seguí sin creerlo cuando entré en la sala. Y todavía no sé si lo creo...
Bella película que es también el cuento a través del espejo.