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martes, 18 de septiembre de 2018

Diario de viaje: Postales de Cuzco, Perú

Cuzco, la Roma de América


Para Eri y Mariana, mis compañeras de viaje

La ciudad de Cuzco, paso obligado para los viajeros que quieren conocer Macchu Picchu, es sin lugar a dudas un destino en sí misma y merece tiempo y atención.

Allí pasamos cinco días, sin apuro, sin más planes que caminar y  mirar. 
La primera vez que la visité tengo la sensación de que no me alejé mucho de la Plaza de Armas, y tomé las excursiones que ofrecen escuchando explicaciones de los guías que prontó olvidé.

Esta vez no entré más que a las iglesias que estaban abiertas y no pagué ninguna entrada a ningún museo, simplemente entré a los negocios, subí las cuestas, visité los mercados, compré lana y aguayos para hacer manteles y almohadones y sobre todo,  buscamos con mis amigas lindos lugarcitos para comer o tomar un pisco sour.

En Cuzco se necesita dedicar tiempo a la contemplación, no sólo del paisaje sino tiempo para estar muy atentos a nuestro propio corazón, al que le cuesta adaptarse a esa altura. En Cuzco  hay que percatarse de que por esas piedras pasó la historia que nos constituye como pueblos americanos. En Cuzco nos se puede andar distraídos de la vida.

El sol potente de la mañana y del mediodía impone respeto, no importa la piel que tengan lleven sombrero, lentes de sol y protector solar.

El sorochi o mal de altura, tarde o temprano se hace sentir, con fuerte dolor de cabeza, una especie de descompostura general y sensación de embotamiento. Esta vez compré en la farmacia unas cápsulas que pueden tomarse cada ocho horas de manera preventiva, antes de que empiecen los síntomas y que a mí me dieron mucho resultado. Se llaman Alti Vital y están compuestas por coca, muña, guaraná, jengibre y cafeína. 

Caminar lento, tocar las piedras, subir los escalones para, desde lo alto. contemplar la belleza de las montañas y la extensión de la ciudad pueden ser un hermoso plan para llenarse de energía. Así los pensamos cuando decidimos viajar hasta allí.

Aquí van las últimas fotos de este precioso viaje que hice en compañía de mis amigas en septiembre de 2018. Son solo fragmentos de momentos: los olores, la sensación del sol del mediodía o del frío en la noche, la inestabilidad de los empedrados, las cuestas empinadas, los cielos y las vistas desde la altura, la luna que asoma como la sonrisa del Gato de Cheshire sobre los tejados rodeada de las lucecitas a lo lejos...nada de eso se puede captar ni con la mejor cámara fotográfica del mundo. Para eso necesitamos los ojos bien abiertos.


ph Mariana Castro



































ph mozo del restaurant frente a la Plaza de Armas


Foto automática con la cámara de Mariana

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