Como esta vez no sé por dónde empezar porque todavía tengo en la retina los colores de esta ciudad mágica, empezaré por el principio.
En esta plaza y en estas preciosas esculturas de hierro y chapa se detuvo mi cámara. Allí están representados los cartageneros que aman su ciudad y la viven, callejeando, con sus carritos de frutas, con las casas de puertas abiertas, jugando a las cartas o al ajedrez en las plazas con sombra. Allí están también las palenqueras con sus atuendos coloridos y sus fuentes de frutas.
Así sin ton ni son, las fotos de esa primera mañana en Cartagena que nos recibió con un diluvio a lo Gabo y tuvimos que bajar del avión con un paraguas. Es así como se los cuento y no es realismo mágico, o sí?
Dijiste que cuando llegáramos a la Argentina, todo iba a parecer un sueño y no te equivocaste...
ResponderEliminarPasamos de más de 30 grados a sólo 3 de temperatura en unas horas a contemplar nuestro jardín sin una flor pero bellísimo en este invierno.
Cartagena es maravillosa y mi próxima lectura será el amor y otros demonios de GM para seguir viajando por el pasado..
Sí, Dani! De a poquito voy a ir hilvando esos pedacitos de sueño para que no se nos escape.
ResponderEliminarY a leer o releer "Del amor y otros demonios", sí!