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sábado, 17 de noviembre de 2012

Manhattan, de Woody Allen


La inolvidable rapsodia en blanco y negro

"He adored New York City. He idolized it all out of proportion. Eh, uh, no, made that he, he romanticized it all out of proportion. Better. To him, no matter what season was, this was still a town that existed in black and white and pulsated to the great tunes of George Gershwin."




Gracias a Julián, mi hijo de 18 años, que está viendo toda la obra de Woody Allan desde sus últimos estrenos hacia atrás, volví anoche a encontrarme con este clásico.
Está película de 1979 es un objeto de culto entre muchos cinéfilos que aprendimos a soñar con esta ciudad exuberante, "fuera de toda proporción". 
El comienzo, con la narración en off de Woody Allen, la música de "Rapsody in Blue"  de George Gershwin y las fotografías en blanco en negro como postales, constituye una obra de arte en sí misma que uno quisiera ver mil veces porque trasunta belleza, elegancia y eternidad.



Esa ciudad, mostrada en todas sus estremecedoras contradicciones, en un amanecer detrás de los rascacielos o en una noche surcada de fuegos artificiales, cobra vida cuando Isaac Davis, una de las tantas encarnaciones del mítico Woody, empieza a caminar sus calles. En compañía de su mejor amigo Yale; de la mano de la bella Mariel Heminway, su novia de 17 años; corriendo del aguacero por el Central Park, para refugiarse en el Planetario junto a Diane Keaton... Todos esos diálogos parecieran a veces una excusa para que se luzca la verdadera protagonista: la ciudad amada.




Allí irán enhebrándose los leves conflictos, sin gritos, ni llantos acongojados. Sólo algunas mínimas lágrimas, alguna molestia, alguna palabrita subida de tono, para narrar el transcurrir de esos personajes que viven en la Gran Manzana.


La parodia de los círculos intelectuales de Manhattan, el snobismo que venera lo nuevo, la neurosis, la paranoia, los divorcios, la nueva esposa lesbiana de su ex, los encuentros y desencuentros amorosos, las dudas,  los arrepentimientos. La vida.

Con sus planos secuencia, sus fuera de campo, sus siluetas recortadas en contraluz,  con sus diálogos ocurrentes, con sus alusiones intelectuales, con su banda sonora, "Manhattan" es una película que nos sigue enamorando como hace más de 30 años.


El final, con  la escena romántica por excelencia del enamorado arrepentido que atraviesa la ciudad corriendo y llega justo antes de que su chica tome el taxi que la lleva al aeropuerto, es otro de los momentos antológicos del cine de todos los tiempos. Tracy, la adolescente que aparece como la única persona auténtica y centrada entre tantas relaciones neuróticas, proyecta la esperanza. "No todo el mundo se corrompe. Tenés que tener un poco más de fe en la gente".


"Manhattan" es una película que deberían ver todos los que están por viajar a Nueva York o regresaron de allí. Esta ciudad de celuloide en blanco en negro  se me antoja aún  más mágica que la enceguecedora de los carteles luminosos de Times Square que nos deja sin aliento.

7 comentarios:

  1. Que lujo en este helado domigo, encontrar esta joyita,acompañada de tus comentarios, un deleite total la última escena era lo que mas recordaba.
    Gracias Eleonora
    un abrazo desde Turin.
    Laura

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    1. Hola Laura! Yo no me acordaba para nada de que esta película era tan espectacular. Pensé que a algunos otros que la habían visto hace tanto la gustaría volver a ver.

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  2. Me encanta. Encontré mi lugar en el mundo. Con Woody incluido.
    Beso enorme.

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  3. una película mágica sin dudas!!!
    es mi lugar en el mundo también, con tony roberts inclusive.
    me acuerdo de la escena en la cola en el cine. a mi también me vuelve loca llegar cuando la película ya empezó.
    una película para seguir teniendo fé en la gente y en lo que amamos.
    amo woody allen! para mi es uno de los mejores directores de cine del mundo. uno de esos tiopos que no envejesen nunca.

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  4. ¡Gracias por los hermosos comentarios!
    Hoy con una alumna estadounidense de Español como segunda Lengua, hablamos de Woody Allen, y para mi enorme sorpresa esta adolescente de 17 años nunca lo había oído nombrar! Entonces aproveché a mostrale la escena del inicio y se quedó con la boca abierta.
    Eso me hizo pensar, que las ciudades, las grandes y maravillosas ciudades como Nueva York, París, Londres, Roma... se contruyen desde el deseo. Entonces, a veces, lo que está demasiado cerca se hace invisible y lo lejano se idealiza.
    Me pasa con Buenos Aires, desde mi posición de bonaerense creo que valoro y conozco más a esta ciudad maravillosa que los propios porteños.
    Y volviendo a Woody, es cierto,Ana. Woody es una de esas personas que fueron y serán jóvenes todas su vida.

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  5. Hola Eleonora,
    curiosa, me di una vuelta por tu blog. Qué lindo encontrar palabra e imágenes sobre esta película grandiosa. Anoto el consejo de verla antes de ir a New York.

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    1. Hola, María José, gracias por la visita. Y si tenemos la suerte de ir a NY, hay que ver antes Manhattan, por supuesto!

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