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viernes, 28 de abril de 2017

Son 30.000... 40 años de Madres de Plaza de Mayo (30 de abril de 1977- 30 de abril de 2017)

Fotografía documental de Olga Morales en el CCC


"La muestra intenta acercar una mirada, un pequeño aporte a la historia consecuente de nuestra queridas Madres, acompañándolas desde mi lugar de militante y mi visión como fotógrafa. Mirando la cotidianidad, el día a día, las pequeñas perlitas de los detalles, con un ojo vuelto corazón y compromiso en ese convivir y compartir ideales. Mi cámara registró las distintas rondas de los jueves, las marchas por el 24 de marzo (aniversario del fatídico Golpe de Estado), las marchas de la resistencia en diciembre, junto al acompañamiento en distintos puntos del país a los pueblos originarios, la marcha del apagón en Ledesma (Jujuy) a fines de julio, los distintos encuentros de mujeres en las provincias, los escraches a genocidas y tantas otras actividades donde ellas han participado acercando el pañuelo blanco como símbolo indiscutible de solidaridad. 40 años del caminar incansable de estas corajudas mujeres que han hecho Historia con su ejemplo de dignidad y son reconocidas mundialmente. El derecho a la MEMORIA y la transmisión de la historia son Derechos Humanos para que la VERDAD se transforme en JUSTICIA." Olga Morales

"Registros de madres valientes que atraviesan sus propios márgenes para llegar, con su solidaridad, adonde el compromiso las convoca. Siempre desafiando al poder con sus pañuelos y las fotos de sus hijo/hijas que las impulsan a seguir andando. "
Ana Bianco (Hija de María Ponce de Bianco, una de las tres Madres Fundadoras "marcadas" por Astiz.)




Los que pasen por la calle Corrientes al 1500, entren al hermoso Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. En la sala Abraham Vigo, hasta el 28 de mayo, tendrán la oportunidad de encontrarse con el registro fotográfico de una parte importantísima de la historia argentina y de nuestra identidad como pueblo: la lucha incansable de las Madres de Plaza de Mayo, conocidas en todo el mundo por su valentía, su resistencia y su alegría.

Registros de las Marchas de la Resistencia; brindis y alegría por la recuperación de nietos o los festejos de la por la nulidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida; ronda de las madres que siguen pidiendo apertura de los archivos para que se esclarezcan todos los crímenes y se sepa por fin el destino de sus hijos.

Pañuelos blancos bordados que gritan "Presente" y "Siempre". Donde hay desesperanza, duda y pesismismo esos pañuelos son la contraseña de la esperanza.

Aquí algunas fotos de la inauguración:





























lunes, 24 de abril de 2017

Frantz, de François Ozon


"Los sollozos más hondos
del violín del otoño
son igual
que una herida en el alma
de congojas extrañas
sin final."
"Canción de otoño", Paul Verlaine

Un siglo después de la Gran Guerra...

...Ozon nos habla de potencias mudiales que se odian, de himnos nacionales que exaltan el derrame de la sangre del enemigo impuro en los surcos de la tierra, de muertes injustas, del arte, del amor y la libertad.




Así de ambiciosa y estimulante es esta película. Se nos queda anidada en el corazón cuando salimos del cine y crece, crece con nuevas preguntas y nuevas conexiones.


Un melodrama sutil con marchas y contramarchas que logra suspender el asombro y la emoción en el espectador.

Un film delicado y exquisito, con una fotografía en blanco y negro que nos sumerge en los ambientes burgueses de un pueblo alemán y en la bohemia del París de posguerra.


Es el viento que susurra en alemán en las hojas de los álamos de un cementario en primavera y es el otoño en los versos de Verlaine. 


Son recuerdos construidos por el deseo cuando la verdad duele demasiado y son cartas imaginarias para sanar corazones rotos.


Es la música que el pueblo alemán regaló a la humanidad y es el Louvre que aloja la pintura más bella del mundo.


Es animarse a cruzar las fronteras, siempre un poco más, un poco más, hasta encontrar lo que se busca o encontrarse a uno mismo en lo que se busca.


Es una reflexión sobre la culpa, la verdad y la negación ante lo insoportable.

Es el amor, la generosidad y la libertad donada por una familia del corazón y es la prisión de los buenos modales y el deber ser heredado en el linaje familiar.

Pero por sobre todas las cosas es la mirada de Anne.  Esos, sus ojos, a través de los cuales vemos los colores de la naturaleza, del baile y de la pintura cuando ella siente felicidad.

Frantz, es un muerto demasiado vivo. Omnipresente en el deseo. Desde su muerte de soldado que no entendía la guerra sigue proclamando el valor de la vida. "Frantz", de Ozon, una obra de arte. 

No se la pierdan en el cine. Difícilmente la dejen mucho en cartelera. Esa luz, esa fotografía, esa historia se merecen que nos apartemos por dos horas del mundo y nos entreguemos a la realidad hipnótica del cine en su máxima expresión.




domingo, 16 de abril de 2017

El porvenir, de Mia Hansen-Løve

La libertad de ser una misma


"El yo, no es un ser que permanece siempre el mismo, sino el ser cuyo existir consiste en identificarse, en recobrar su identidad a través de todo lo que le acontece."

Emmanuel Lévinas

  

"He vuelto a encontrar la libertad, la libertad total, es extraordinario", estas son las palabras de Nathalie, la profesora de filosofía encarnada por Isabelle Huppert, que en pocos meses ve completamente transformada su vida.

Cerca de los 60 años y de su posible jubilación, su marido la deja por otra mujer, sus hijos se van de casa, su madre, a la que cuida con devoción, se muere. La rodea el vacío de los estantes de la biblioteca de la que su esposo, también profesor de filosofía, se llevó sus libros y algunos de ella. 



Toda la primera parte de la película, se la ve corriendo de acá para allá: al Liceo, a la casa de su madre que sufre depresión y la llama constantemente, a la editorial que ya no quiere reeditarle sus libros.  Después del cataclismo, sin dramatismos ni victimizaciones, Nathalie empieza desarmar para armar.La casa de su madre, la casa de vacaciones donde fue tantos años feliz con su familia, sus afectos.


Ahí, entre sus afectos, aparece su ex-alumno preferido, un joven que la respeta y la tiene como referente. Este joven anarquista, la invita a la casa de campo que comparte con otros intelectuales y ella va, con Pandora, la gata negra de su madre. Allí, por más que todos sean muy amables con ella, Nathalie se siente ajena, ya no son tiempos de radicalismos para ella, sino de relativismos. Ya no le gusta tanto la convivencia en comunidad sino que disfruta de su soledad.


Y así, su paso se va haciendo más lento, ya no hay apuros, pero sí mucho amor para dar.
No es una mujer vacía, se ha realizado intelectualmente. Quizás serán muy distintos esos próximos 20 o 25 años que le restan en su porvenir a los de su madre, una hermosa mujer que había sido modelo y vivía de los recuerdos de su esplendor pasado.


En esta película,  Mia Hansen-Løve, con extremo realismo, nos muestra una mujer madura que se ha hecho a sí misma y que no necesita de un hombre para sentirse completa. Aunque el engaño de su esposo la tome desprevenida ("pensaba que ibas a quererme toda la vida"), corta por lo sano, se vuelve a comprar el Lévinas anotado por ella que se llevó su esposo, y logra desprenderse de la gata que le quedaba como obligación para con su madre. La lleva al campo, para que ella también sea libre.

En la escena final, anfitriona en la cena de Navidad con sus hijos, queda en el centro de la imagen el hogar y fuera de campo, ella con su nieto en brazos. El hijo de su hija, su sonrisa y la completitud de una mujer que está aprendiendo a vivir su porvenir.

Una película serena y bella. Quizás a mí me haya llegado tanto porque adoro a Isabelle Huppert . O quizás porque yo también estoy empezando a transitar esa misma época de despojos y ganancias.



viernes, 7 de abril de 2017

Flower Shop en Cardiff

Dedicado a Susi y Mábel quienes,  siendo yo muy joven,
 me contagiaron la pasión por las plantas.

Late, late.. nola, nola, nola, nola, nola...

En Bute Park, el magnífico parque detrás del Castillo de Cardiff, este fin de semana se desarrolla una feria de flores espectaculares, parafernalia para jardines del estilo que se imaginen, gastronomía y música country. Y como si eso fuera poco, un día de primavera perfecto, como si se lo hubieran reservado a San Pedro para la ocasión.

Gozar por la infinita belleza de las flores y sufrir porque no podía comprar ninguna plantita.... Reconocer las plantas que fuimos teniendo y tantas, tantas otras que en Buenos Aires no crecen o mejor dicho no crecen así. Bueno, en síntesis, esta fue una más de las sorpresa que me regala Cardiff cada vez que vengo.

Acá van algunas de las fotos que saqué, no es lo mismo que verlas en "vivo y en directo", pero puede dar una idea.

De paso me despido de esta querida ciudad. Chau, Cardiff, gracias por tanta belleza.