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jueves, 27 de marzo de 2014

Correspondencias visuales

Con Betina, que sabe abrir la puerta para ir a jugar.

Manifiesto correspondentista:

"(...) Una correspondencia visual requiere al menos de dos protagonistas creadores, dos correspondientes que ejerzan las funciones de remitente y destinatario de manera alternada. Ambos artistas deben poner en juego sus universos culturales y creativos al procurar encontrar respuestas visuales a las imágenes que sus correspondientes les proponen, procurando a su vez algún tipo de correspondencia, real, convencional o subjetiva en sus aspectos formales o conceptuales entre la imagen recibida y la proyectada con la que continuará el diálogo" Guido Indij en "Correspondencias visuales", La Marca Editora. (2009)

Y todo surgió así, de casualidad, porque compartimos una misma manera de mirar. Y esta ya es la cuarta correspondencia de blog a blog, con esa emoción de la infancia de cambiar figuritas, o revolver una caja llena de botones, estampillas y postales.

Hoy son Pequeñeces...

Un brotecito de helecho plateado en un umbrío bosque de Nueva Zelanda:


Unas bayas abiertas tiradas en un parque de Río de Janeiro:


Una florcita de alegría del hogar de mi jardín después de la lluvia:


La última hoja rojiza de la trepadora que resistió solita en la pared el otoño pasado:


2 comentarios:

  1. Hay un dicho que circula por ahí según el cual "de cerca, todos somos raros". En el caso de estas pequeñeces, tal vez no sea su rareza lo que descubrimos al mirarlas de cerca sino su belleza discreta, desapercibida para quienes siempre miran "de lejos".
    La solitaria hoja roja ha despertado toda mi adhesión.
    Preciosas, Eleonora.

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  2. Es verdad, Betina. La coincidencia en todas estas fotos es el acto de la mirada que recorta y pone en valor esta mínima parte de un todo. Y para ello hay que agacharse o acercarse por que esa belleza de lejos no se ve.

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