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domingo, 13 de septiembre de 2015

La sal de la tierra, Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado

 Sebastião Salgado, el hombre que vio demasiado




Conocí a este fotógrafo excepcional en Buenos Aires, en la maravillosa muestra fotográfica organizada por Fundación Proa en el año 2000. La exhibición titulada "Éxodos" retrataba en 350 imágenes la situación global de millones de refugiados de los cinco continentes condenados a abandonar sus tierras y a desplazarse kilómetros para vivir el infierno de la marginación por diferentes razones- o mejor dicho sinrazones- raciales, religiosas, políticas o económicas.


Hoy en cuatro cines porteños, con un solo horario, como en el Village Recoleta, si se apuran podrán ver La sal de la tierra, el documental sobre la vida y la obra de un fotógrafo que escribió con luz la historia del planeta tierra de los últimos 50 años.

La voz en off de Wim Wenders que habla de la admiración por el artista desde una primera foto de él que vio y que compró, nos incluye como espectadores desde su punto de vista. Ya no somos los mismos después de ver la obra de Salgado, ya no somos los mismos después de asomarnos a su prodigioso Aleph en blanco y negro.


El aporte de Juliano, el hijo del fotógrafo, nos entreabre la puerta para comprender al hombre, y allí es cuando quedan más preguntas sin respuestas.


¿Por qué un joven recién casado, exitoso con su carrera de economista en París, empieza a jugar con la cámara recién comprada por su esposa y deja todo para recorrer los cinco continentes? ¿Quién es Leila, la mujer detrás de ese aventurero que lo esperó de regreso toda su vida, cuando volvía enfermo del alma y quizás del cuerpo, sediento de hogar y de amor después de sus travesías por el infierno? ¿Dónde dormía, qué comía, cómo viajaba el hombre detrás de las fotos, ese que puede crear belleza del horror?




Especialmente hermoso para mí es su recorrido por la Sudamérica andina, durante el cual convivió con comunidades indígenas y tomó fotos que me identifican y me emocionan como esta:


La película nos hace seguir sus pasos, nos arrastra a los abismos del dolor en este mundo. Sin embargo queremos ver, ver nos hace más dignos, más hombres. Sin las fotos de Salgado estas historias nunca hubieran sido contadas, simplemente nunca hubieran existido.

Su último gran trabajo, Génesis, está dedicado a la belleza de la tierra incontaminada, tan vasta y maravillosa en imágenes poéticas y estremecedoras.





Tan grande como ese último libro es su proyecto Instituto Terra con el cual en 15 años, logró revertir el proceso de desertificación de la zona de Brasil donde nació y creció mediante la reforestación. Algo realmente esperanzador.



Acá les dejo el trailer y mi más insistente recomendación. Vayan a ver esta película al cine. El cine de Wenders más la fotografía de Salgado se merecen la pantalla grande.





6 comentarios:

  1. Uyy... me encantó tu comentario, Lili. Por suerte, la alcancé a ver a esta increíble película. Y digo por suerte, porque acá en La Plata permaneció sólo una semana en cartel... Maravilloso cómo se muestra el recorrido de Salgado a lo largo de tantos años. Caramba, qué difícil debe haber sido ser testigo de tanto horror, tanta guerra, tanta muerte, tanta hambruna, etc, etc. Y sin embargo, junto a esa esposa que no se puede creer, en lugar de bajar los brazos y resignarse a que nada cambiará, elige apostar por la vida. Nada más ni nada menos. Beso grande! :)

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    1. ¡Gracias, querido Eduardo, qué honor!
      Qué maravilla de película, qué suerte que pudiste verla en La Plata.
      Un artista enorme que nos deja pensando sobre la función del arte y la fotografía, ¿qué sería de este mundo sin artista como Salgado?

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  2. Querida Eleonora: una vez más, tus razones del gusto me guiaron hasta esta película (esta experiencia) tan desmesurada, tan hermosa. Además de horrorizarse, conmmoverse, asombrarse, odiar este mudo y volver a amarlo, una se queda con la sensación-viendo lo que Salgado vio y registró-que la mayoría de nosotros vivimos en un micromundo tan pequeño... tan olvidados de que somos una piecita minúscula y preciosa de esa obra mayor que habitamos todos.
    Gracias, amiga.
    Un abrazo

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    1. Hola, querida Betina: ¡Qué enorme alegría haber compartido con vos esta experiencia! Es hermoso lo que comentás y me identifico totalmente con tus sentimientos.
      Gracias, gracias, gracias.

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  3. Ah, y otra cosa: ya mismo me pongo a releer Los pasos perdidos (que, precisamente, había perdido y volví a comprar hace poco)... El viaje de Salgado es eso, así lo sentí.

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    1. ¡¡¡Sí!!! ¡¡¡Tenés razón!!! Voy a buscar esa novela que leí hace décadas...

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