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sábado, 3 de octubre de 2015

Hombre irracional, Woody Allen

Crimen y castigo


“Al fin sólo he matado a un piojo, Sonia; a un piojo inútil, asqueroso, pernicioso... ¿Qué crimen? ¿El que haya matado a un piojo nocivo, asqueroso, a una vieja usurera que no hacía falta a nadie? Por matarla habían de perdonarle la mitad de los pecados. Esa vieja chupaba el jugo a los pobres. ¿Eso es un crimen? No pienso en él, ni pienso lavarlo”.


 Palabras de Rodion Romanovich Raskolnikov, protagonista de Crimen y castigo  Fedor Dostoievski (1866)




Una nueva de Woody, y allá vamos, a no perdernos la sorpresa y la emoción que nos produce saber que nuestro querido antihéroe sigue peléandole a la vida con una película por año.

Ni bien se oscurece la pantalla y aparece la típica tipografía de todas sus películas nos sentimos en casa. Esta vez, el rostro incómodo de Joaquin Phoenix y su voz en off nos reciben para contarnos otra historia de un adulto hastiado y desesperanzado de la vida, un intelectual recalcitrante, profesor de filosofía alcohólico perdido, prestidigitador de la apolillada filosofía existencialista con la que enamora a sus alumnas y seduce a una de sus colegas del bello campus de una universidad en Rhode Island.

Hasta aquí, parecería ser otra versión de las típicas historias de Woody Allen de un adulto cincuentón, en plena crisis existencial. Sin embargo, como ya nos tiene acostumbrados, recurrirá a la intertextualidad para darle a la película las resonancias interesantes que nos hacen buscar los detalles de la trama que aluden a la reelaboración y ¿por qué no? , al homenaje de una conocida obra literaria.

En este caso, explícitamente aparece la novela rusa Crimen y castigo de Fedor Dostoievski, libro que aparecerá marcado y subrayado en una de las escenas de la película.


La obsesión y el capricho en el amor, la suerte y el azar,  la insatisfacción de la clase media, el egoísmo, el límite ético que mide el valor de la vida de los otros. Esos son los principales temas del film.

Con diálogos ágiles e interesantes, excelentes actuaciones, escenarios exquisitos. Con un guión inteligente y fluido, ácido y crítico. Con largas caminatas por jardines, parques y playas... Con sus imágenes amables, los textos y la música, Woody nos demuestra su oficio.

Pareciera tener poca confianza en el ser humano, sin embargo aquí, como en Manhattan, Woody pone la esperanza en los jóvenes, capaces de cuestionamientos morales e intansigencias. Los enormes ojos soñadores de Jill ( Emma Stone), tuvieron que ver demasiado para crecer.




3 comentarios:

  1. Buenísimo, Lili! Y me encantó la imagen: con Woody nos sentimos en casa... :)

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  2. Por ahí diría un amigo bloggero: "El hombre de los dialogos perfectos". Para variar y como alguna vez ya te lo había comentado, acá en México nos tardan mucho en llegar las películas de Woody Allen, además de no darle mucho cartel, pero ya con tu reseña seguro no me la perderé como no lo he hecho con todas sus cintas pasadas. Un placer leerle por acá. Saludos.

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