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jueves, 4 de julio de 2013

Los puentes de Budapest

En busca del puente de la Lejana

"Llegó al puente y lo cruzó hasta el centro andando ahora con trabajo porque la nieve se oponía y del Danubio crece un viento de abajo, difícil, que engancha y hostiga. Sentía cómo la pollera se le pegaba a los muslos (no estaba bien abrigada) y de pronto un deseo de dar vuelta, de volverse a la ciudad conocida. En el centro del puente desolado la harapienta mujer de pelo negro y lacio esperaba con algo fijo y ávido en la cara sinuosa, en el pliegue de las manos un poco cerradas pero ya tendiéndose. Alina estuvo junto a ella repitiendo, ahora lo sabía, gestos y distancias como después de un ensayo general. Sin temor, liberándose al fin -lo creía con un salto terrible de júbilo y frío- estuvo junto a ella y alargó también las manos, negándose a pensar, y la mujer del puente se apretó contra su pecho y las dos se abrazaron rígidas y calladas en el puente, con el río trizado golpeando en los pilares." Lejana, Julio Cortázar




Mi deseo de conocer Budapest fue literario, y nació sin duda por la lectura de "Lejana" de Julio Cortázar. Ir como Alina Reyes, a la ciudad doble partida por un río: de un lado Buda, del otro Pest... y cruzar el puente donde encontró a la lejana...
Ese puente en mi mente siempre fue un puente peatonal de no más de 100 metros, con tablas de madera movidas por el viento... Nunca pensé en un puente por el que pasaran autos por la parte central, y cientos de locales y turistas por los costados peatonales.


Pero el río Danubio, que cruza esta parte de Hungría es ancho y hermosísimo y se necesitan puentes muy largos para cruzarlo.

Primero crucé el Puente de la Libertad (Puente Liberty), un precioso puente de hierro color verde que une la zona del mercado con el hotel Spa Szt. Géllert, con sus aguas termales. Ese lugar frente al Danubio, con toda su suntuosidad, habla por sí mismo del modo de vacacionar de la burguesía europea de principios del siglo pasado.






¿Sería el Puente Liberty el puente que cruzó Alina Reyes, esta pituca porteña? 

Creo que no. Me inclino más a pensar que fue el Puente de las Cadenas que une la zona central de lujosos hoteles de Pest con la zona donde está el funicular para subir al Castillo de Buda.














No sé, quizás Cortázar tenía solo una idea literaria de Budapest cuando escribió este cuento inolvidable...
Lo importante es que la ciudad real que yo conocí en verano y no en invierno como Alina, tiene una belleza que quita el aliento, tan viva y colorida. 
Con olor a páprika y raras palabras impronunciables llenas de acentos en los carteles. 

Amíg örökre! (¡Hasta siempre!)


4 comentarios:

  1. que hermoso puente!!También hermosa la descripción de Cortazar de Lejana, el viento y el agua bajo el puente.Que privilegio haber caminado por ahí no??

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    1. Sí, los dos puentes son hermosos y la ciudad, ni hablar! Un sueño haber estado ahí!

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  2. Hola, Eleonora, estoy con poco tiempo (mucho trabajo), pero no quería dejar de decirte cuánto me gustó este post con los puentes de la Lejana. Que hayas podido buscarla vos también, y pisar esa construcción que para mí solo existe en el cuento de Cortázar, es un gran privilegio.
    Una ciudad mágica, digna del mago Julio y sus sortilegios.
    Beso grande

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    1. Gracias, Betina! Es una cuidad preciosa, rara, ideal para un cuento sobre el tema del doble por sus dos partes Buda y Pest. ¿Para vos cuál es el puente? ¿El de los leones o el verde? o ninguno, el que se imaginó en su cabeza?

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