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sábado, 13 de diciembre de 2014

Temporada de Pathos en Café Paraíso

Cuadros para escuchar y música para ver


Mucho se habla de la "experiencia artística", que es algo muy diferente a la audición o simple recepción de una obra.





Todos los que asistimos ayer a Casa Paraíso nos sentimos inmersos en esa fiesta de los sentidos.



Casa Paraíso, café cultural,  es una vieja casa chorizo de Quilmes pintada con colores alegres y decorada con banderines y objetos vintage. Con un buen gusto sorprendente y la calidad humana y profesional de Matías y Daiana, logra hacer real la frase que repite Mati: "Siéntanse en su casa" . No es casualidad que este fuera el lugar elegido para presentar el proyecto de dos Danieles que coinciden en el espíritu lúdico del arte. 


Daniel Glüzmann, con su proyecto pictórico de intervenir viejos cuadros paisajísticos, comprados en galpones de demolición o  en anticuarios, empezó hace algunos años con la obsesión de los patitos de plástico, allí van apareciendo  por todas partes, contaminando todo con su extrañeza.

La sorpresa del pescador, óleo sobre tela (2013), ph M. Solís

Daniel Jauri, joven músico y compositor quilmeñoa, graduado en la Universidad Nacional de Quilmes, afirma que cuando vio la obra de Daniel Glüzmann, apareció en su cabeza la música, y se puso a crear. Luego vinieron los domingos de ensayo con el quinteto.


Ayer los que estuvimos allí pudimos disfrutar  de este evento multidisciplinario  entre amigos, en un lugar cálido y único. Y se produjo la magia, mientras los músicos tocaban aparecían en nuestra pantalla mental cada cuadro de Daniel. Con simpáticos efectos de vestuario y utilería le lucío en cada tema el  quinteto de músicos : Daniel Jauri en piano y mélodica, Brenda Ferro en flauta, Sara Martínez Echauri en saxo alto, Nataly Reynoso en violonchelo y Leyla Ludueña en percusión.



foto Marcelo Solís


A continuación el hermoso texto de la Licenciada en Artes Marcela Paravano, que acompaña el catálogo, corre ciertos velos con su análisis profundo y su lenguaje poético sobre la exquisita y desconcertante obra del artista.


"...cuando el conejo se sacó un reloj del bolsillo del chaleco,
lo miró y echó a correr, Alicia se levantó de un salto,
porque comprendió de golpe que ella nunca había visto
un conejo con chaleco, ni con reloj que sacarse del bolsillo y
ardiendo de curiosidad, se puso a correr tras el conejo
por la pradera, y llegó justo a tiempo para ver cómo
se precipitaba en una madriguera que se abría al pie de un seto"
Lewis Carrol, Alicia en el país de las maravillas


El señor que pacíficamente pesca en la orilla del río tampoco había visto un pato de esa naturaleza en ese lugar. Tampoco el agua que cae de la cascada jamás vio cómo una presencia tan ingenua e infantil se instalaba en la altura para observar desde allí el paisaje desplegado en un óleo que, entre los objetos de un anticuario, había encontrado Daniel.
Menos aún el Ängel de la guarda, aurático ser protector, habría de encontrarse en el mismo cuadro que el pato amarillo. Objeto persistente, inquietante, mostruosa desproporción amarilla escondida en la piel de la inocencia.

Patito de juguete, juego infantil olvidado, pone a prueba una distancia, la de los sueños y lo real. Así es como el pathos, lo que nos fuerza a pensar algo que es inaplicable a un objeto según Deleuze, se comunica con lo sensible-espectador para despertar en él alguna emoción anterior.

Plástico inútil, ingenuo, logra a través de la repetición el retorno de lo inanimado. Como Tancredo que vuelve a asesinar a su amada en el bosque encantado, el pathos nos recuerda y repite casi con un rasgo demoníaco, que tanto lo bello y grandioso como lo espeluznante y angustiante son la máscara bifaz del complejo mundo-imagen.

¿Dónde transcurre la acción? Por tratarse de una temporada de pathos, en el sinuoso espacio flotante entre la tela y el espectador y un poco más adentro del espectador que sobre la tela. Las pinturas arrojan la ambigüedad de un juego de proporciones imposibles para descolocar a quien contemple.

Las reflexiones sobre lo siniestro en el arte expresan en el surrealismo pop los ecos y equivalencias de una estética que no pertenece al dominio de la representación como doble del mundo sino como disfraces enmascarados en lo inanimado que cobra vida.

Lo inanimado que cobra vida, la exageración de algún aspecto de nuestro mundo visual, la desproporción intencional constituyen también lo inesperado. En el campo visual, lo inesperado interpela nuestra lógica e inmediatamente estalla la contradicción. Todo puede ser ahora, lo siniestro amenaza con su irrupción un orden establecido pero efímero.

Freud define lo siniestro como algo familiar y conocido que es a su vez extraño e inquietante. Algo que debía permanecer oculto y secreto pero que se ha manifestado. Siempre es algo peligroso que transforma un amable patito de juguete en la revelada presencia de una emoción reprimida.

Impenetrable complejo que vuelve la experiencia sorpresiva y fascinante.

Así como los reflejos, los ecos y el doble no pertenecen al dominio de la similitud, la imagen liberada de los designios de la representación y de la función de doble del mundo, aterra y modifica la percepción como llamas envueltas en un "terciopelo azul".
Temporada de pathos, temporada de caza; los ojos que miran esperan ser mirados por una belleza espesa que contiene en su signo lo terrible al acecho.

Marcela Paravano

Galería de imágenes

Todos los patitos, óleo y pastel sobre tela, 2014. PH M. Solís

El pato ayuda al Ángel de la Guarda, óleo sobre póster,
2014, Ph M. Solís


El baño del pato, óleo sobre bastidor, 2014, Ph M. Solís


El resplandor, óleo sobre tela, 2014, Ph Marcelo Solís

Naturaleza y artificio, óleo sobre tela, 2013
Ph M. Solís

Galería de amigos en Casa Paraíso

Eduardo D´Argenio, Sergio Pujol, Daniel Glüzmann y Mariano Cabano

Marcelo Solís y Daniel Glüzmann


Daniel Glüzmann, Alejandra Bagolini, Silvia Falco y Marcela Paravano


Daniel Glüzmann y Cristian Ton
BONUS TRACK

Temporada de pathos: video Manuel Glüzmann, música Daniel Jauri
 ( si no ve el video haga click aquí)



4 comentarios:

  1. Gracias...así fue, clima mágico si los hay donde música,imágenes y palabras ondulaban por nuestras mentes y miradas...
    Noche de emoción, pathos, amigos y patos...

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    1. Gracias por completar tan cálidamente la reseña. Un abrazo.

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    2. En otras ocasiones ya tuve oportunidad de apreciar la obra de Daniel, y de decirte cuánto me gustan sus propuestas.
      Me encantan estas intervenciones, producen ese extrañamiento del que hablás...
      Los patitos de Daniel (tan ingenuos, tan siniestros e inquietantes) me recuerdan algunas obras de Liliana Porter (estaría buena una expo de Daniel y Liliana, ¿no?).
      Y qué buena conjunción con la música y ese espacio tan lindo y cálido.
      Congratulaciones!
      Un abrazo

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    3. ¡Gracias, Betina! Y que honor la asociación con Liliana Porter que nos gusta tanto.

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