Visitas al blog

martes, 12 de febrero de 2013

Diario de viaje: La tumba de Cortázar en Montparnasse

Un santuario para un Cronopio


"Estaba al borde de un cantero, una flor amarilla cualquiera: Me había detenido a encender un cigarrillo y me distraje mirándola. Fue un poco como si también la flor me mirara, esos contactos, a veces... Usted sabe, cualquiera lo siente, eso que llaman belleza. Justamente eso, la flor era bella, era una lindísima flor. Y yo estaba condenado, yo me iba a morir un día para siempre.   La flor era hermosa, siempre habría flores para los hombres futuros. De golpe comprendí la nada, eso que había creído la paz, el término de la cadena. Yo me iba a morir y Luc ya estaba muerto, no habría nunca más una flor para alguien como nosotros, no habría nada, no habría absolutamente nada, y la nada era eso, que no hubiera nunca más una flor.

Julio Cortázar, "Una  flora amarilla" en   Final del juego (1964)


Instrucciones para visitar un cementerio en París


1. Elegir una nublada mañana de verano (que sea la última mañana de la estadía en París le confiere una cuota extra de fina melancolía).
2. Llegar a la estación de Metro, la Dupleix en nuestro caso, y como es la línea 6, sin combinaciones bajarse en la estación Edgard Quimet, a pocos metros del cementerio de Montparnasse.




3. Dirigirse directamente al mapa central o empezar a perderse entre los monumentos, bóvedas y tumbas como lo haría un buen cronopio.




4. Luego caminar dos cuadras por la avenida principal, doblar a la derecha sobre la calle Allée Lenoir y seguir una pequeña diagonal interna de la 3º división. Entre tantas piedras grises y cruces deslucidas aparecerá, blanca, la tumba de Julio y Carol, inconfundible.



5. Derramar esa lágrima atascada, esa que regará las flores para Julio. Sin vergüenza, porque los cronopios lloran y se pellizcan fuerte el brazo cuando se hacen realidad sus sueños.



6. Guardar la cámara en el bolsillo y sentarse en alguna de las tumbas negras linderas, los vecinos de Julio son muy condescendientes.



7. Recorrer con el estupor en la mirada esa obra de arte colectiva en que se transformó el mármol blanco. Instalación efímera de los peregrinos que cruzaron el gran charco.



8. Luego, sacar papel y lápiz y escribir con el corazón el íntimo mensaje. Y abierto o cerrado, colocarlo como ofrenda sujetado con alguna piedrita del camino.



9. Después de varios minutos, levantar la vista. Ya las nubes estarán dejando ver retazos de cielo celeste y nos darán ganas de pasear un poco, buscando a los vecinos célebres de nuestro amado Cronopio.
 Con algunos hará cadáveres exquisitos...



Con otros hablará del absurdo de la existencia ...



O inventará diálogos absurdos hasta el infinito...




10. Regresar a la tumba del Cronopio, esta vez con la distinta mirada del que conoce el camino y allí sí, sacar fotos de esos retazos de ese mural colectivo que es una obra de arte cambiante con el sol, la lluvia y la nieve y las distintas capas de amor de los peregrinos. Piedritas, marquillas de cigarrillos, besos de lápiz labial, boletos de subte, cartitas y graffitis, todas son flores amarillas para alguien que venció la muerte.



11. Salir, contento y liviano, con ganas de tomarse un café con leche o café au lait en alguna de las terrazas del barrio de Montparnasse.



4 comentarios:

  1. Ay, Eleonora...
    Lo primero que hice viendo la foto inicial fue sonreír... ¡ese espacio tan luminoso y colorido parecía cualquier cosa menos una tumba! Después, a medida que iba viendo las demás imágenes y leyendo tus cronopiescas instrucciones, se me escaparon varios lagrimones; me dio un poco de vergüenza, pero el paso 5 de tu instructivo me habilitó, así que lloré un poco, y finalmente me reí mucho: de alegría, de saber que Julio está amorosamente acompañado.

    ¿Qué decirte?...
    Ah, ya sé: gracias.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Betina.
      Sí, da mucha emoción y alegría y sentido de pertenencia. Porque el modo de mirar la vida nos hermana.
      Gracias a vos por tu hermosa mirada.

      Eliminar
  2. hermosa entrada de una hermosa persona como lo era Julio... y sí, sin conocerlo personalmente por lo que escribió podríamos decir que era así ... salu2....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, JLO, sí yo opino lo mismo, que en Cortázar se fusionan el artista y el hombre, esa manera de ver la vida que nos enseña tanto. Gracias por tu comentario.

      Eliminar