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miércoles, 2 de octubre de 2013

La alegría más genuina

¡10 años de Un Techo!





Desde Razón del Gusto me uno al festejo de estos 10 años de trabajo y de sueños.
Compartir la experiencia de construir una casa desde sus cimientos con las familias es una experiencia intraducible, y más cuando estuvimos trabajando codo a codo con nuestros alumnos.



El extenuante trabajo físico, el desafío de levantar una casa en dos días y medio, las charlas, los mates, los mandados por el barrio, los juegos con los niños... Todos los que alguna vez construimos nos llevamos para siempre la experiencia en el corazón.

Este es el video institucional de Un techo Argentina por los 10 años y nosotros aparecemos en el minuto 4.00. ¡Qué orgullo! Si no se ve el video, hacer click aquí




Justo salió la foto de mi última construcción como coordinadora de Creatividad, Acción y Servicio. En el barrio Los Quinchos, en Florencio Varela, la casita de Brisa, esta nena de siete años que nos robó el corazón.












Construcción 2010 en Berisso

Y buscando entre los cientos de fotos, encontré la carta que escribí a la vuelta de la primera construcción. Esa vez construimos solo una casa. Fuimos 9 alumnas y 2 profesoras. La comparto en este espacio para atesorar esos sentimientos y volver a reflexionar sobre esas vivencias cuando la vida me distraiga con sus frivolidades:

Queridísima cuadrilla de Un Techo,  Celina, Ine, Lyns, Anita, More, Ana, Maggie, Mica, Lucre y Noe:
Hoy a la mañana me levanté tarde, con el buen sueño que se duerme en la propia cama, a pocos pasos de un baño con agua. Caminé descalza sobre las baldosas enceradas de mi casa y cada objeto cotidiano de mi vida se me apareció como nuevo y como un privilegio inmerecido. El abrazo de mis hijos, el beso de Daniel. Hoy ya nada es igual que antes de salir el viernes 19 para nuestra primera construcción con Un Techo.
Tengo en el corazón y en la cabeza mil pensamientos y sentimientos encontrados: el primero es la inmensa gratitud por la alegría, el compromiso, la fuerza, la unidad que demostraron mis 9 leonas. No nos tocó fácil.
No estaban los chicos con los que trabajamos siempre con los que es más fácil sentir que se puede cambiar algo. La vida nos cruzó con María y José, dos náufragos a la deriva en un río de impotencia, de soledad, de traiciones y rechazos. 
Hubiera sido fácil para nosotras hacer reír a los niños, jugar con ellos, estamos acostumbradas a ese trabajo que nos gusta. Por eso, en el reparto, a nosotras, "de casualidad", nos tocó una familia disfuncional como pocas. Hubiera sido más fácil trabajar con una jefa de familia, abandonada por el padre de sus hijos. Pero nos tocó ayudar a un hombre, herido en el orgullo de haber perdido todo. A un hombre que tiene la edad de sus padres, que tuvo que adaptarse y aceptar que le hicieran su casa chicas que podrían ser sus hijas. Él, que demostraba a cada palabra que pensaba que su hija no podía ni sabía hacer nada, de repente tuvo que aceptar que 9 "pibas", le levantaran en dos días una casa.
Ustedes pudieron con su frescura abrir esos corazones, escucharlos, hacerlos sonreír. José sacó de entre sus cosas arrumbadas su impecable bata de Taekwondo, testigo de una época en la que era ganador de trofeos. Al segundo día nos preparó esas deliciosas alitas a la parrilla. María se animó a poner las ventanas de su casita,  a cebarles mate, a peinar a Maggie, y el momento en que la hicieron bailar cumbia.... la sonrisa, ese brillo en los ojos opacos de María que ustedes lograron sacar... eso no me lo voy a olvidar nunca en la vida.
Construyeron una casa, desde los cimientos hasta el techo. Un casa aislada del barro, que José va a mejorar con sus dos manos. Tener este piso para salir de la carpa, le va  a dar fuerzas para salir a trabajar  porque ahora tiene un proyecto que va a poder cumplir, de a poquito. Lo dejamos con esas ideas en la cabeza, mejorar las paredes, pintar el piso, hacer el bañito, ordenar sus cosas que desde hace meses están en bolsas.

Esos ojitos brillantes de María al final del segundo día nos demostraron que ella quiere ser feliz, ella puede volver a empezar, ella quiere tener una oportunidad. 

Un abrazo a todas. Las quiero mucho. ¡¡¡Estoy muy orgullosa de mis chicas CAS!!!
Lili
Noviembre de 2010

2 comentarios:

  1. ¡Qué experiencia tan linda! Debe haber sido conmovedora... Me pregunto qué será de María y José, ¿tuvieron alguna noticia de ellos, saben cómo están ahora?

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    1. Sí, las chicas volvieron y vieron mejoras en la casa: el bañito, un piso de cemento. María sé que se había anotado para terminar el colegio. Pero esto fue hace casi cuatro años. Ahora no sé. Ojalá estén bien.

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