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martes, 24 de abril de 2012

"La última curda", de Cátulo Castillo y Aníbal Troilo

Dos amigos en la interpretación de este tango inolvidable


"La última curda", tan importante dentro de la historia del tango, hoy regresó a mí gracias a la maravillosa versión  de Sandra Nahabián en su nuevo videoclip filmado en Alemania. Hoy, esta vieja canción, que tantas veces había oído en versiones intensas y tan diferentes como la del polaco Goyeneche o la Negra Sosa, me pareció nueva, con la potencia de su poesía enigmática y profunda, en la voz de Sandra, esta cantante argentina radicada en Munich.


Enseguida recordé que Sergio Pujol, historiador y ensayista especializado en distintos géneros de música popular,  la había elegido como una de las 100 canciones que analiza en su indispensable libro "Canciones argentinas (1910-2010)". Recuerdo perfectamente la gestación de ese libro, en una sobremesa, Sergio preguntándonos al grupo de amigos qué canciones serían las necesarias,  las que no podían faltar en esta antología. A mí me parecía una tarea imposible, elegir solo cien canciones que representen cien años de nuestra música... sin embargo Sergio lo consigue en esta interesante y original antología que nos invita a volver a esos temas musicales que son de todos porque forman parte de nuestra memoria colectiva.
Los dejo, entonces, con la poesía de Cátulo Castillo, con el inteligente análisis de Pujol y con la brillante versión de Sandra Nahabián, acompañada por la guitarra de Martín Ruppenstein.






Lastima, bandoneón,
mi corazón
tu ronca maldición maleva...
Tu lágrima de ron me lleva
hasta el hondo bajo fondo
donde el barro se subleva.
Ya sé... no me digás, ¡tenés razón!,
la vida es una herida absurda,
y es todo, todo, tan fugaz,
que es una curda, ¡nada más!
mi confesión...

Contame tu condena,
decime tu fracaso.
¿No ves la pena
que me ha herido?
Y hablemos simplemente
de aquel amor ausente
como un retazo del olvido...
¡Yo sé que me hace daño!
¡Yo sé que te lastimo
 diciendo mi sermón 
de vino!
Pero es el viejo amor
que tiembla, bandoneón,
y busca en un licor que aturda
la curda que al final
termine la función
corriéndole un telón
al corazón.

Un poco de recuerdo y sinsabor
gotea tu rezongo lerdo.
Marea tu licor y arrea
la tropilla de la zurda
al volcar la última curda.
Cerrame el ventanal
que arrastra el sol
su lento caracol de sueño,
¿no ves que vengo de un país
que está de olvido, siempre gris,
tras el alcohol?...


"...He aquí un hombre solo y descreído. ¿A quién hablarle sino al fueye? Sólo el bandoneón aparece como remitente de tanta desazón. Sólo ese amigo es capaz de entender, para entonces decir lo que nadie se atreve ("Ya sé...No me digás/ ¡tenés razón!"), de ponerle sonidos a los recuerdos, ya callados, del borracho.
     Es cierto que ninguna canción sobre las tristezas del bebedor solitario resulta tan poderosa y significativa como "La última curda". Pero también se me ocurre que este tango existencialista es un homenaje al género de la canción porteña en su conjunto. Un homenaje que puede entenderse como un adiós: el final del ciclo del tango canción, como piensa Gustavo Varela. ¿Tenemos entonces una última curda o un último tango? ¿Se vale el poeta de una metáfora pesada para decretar un cierre histórico? En definitiva, no creo que sea casual que un poeta como Cátulo, que fue compositor antes de convertirse en poeta, haya imaginado al bandoneón como personaje de la que posiblemente es su mejor letra.
   (...)
De las entrañas del bandoneón surgió una música evocadora y reminiscente, capaz de emocionar porque llega a los sentimientos más hondos, sacando a la superficie aquello que, en la sobriedad del día, se ha querido superar. Tango, bandoneón y borrachera constituyen así un pivote de la noche porteña, una alianza de mucho peso en el imaginario urbano."*
* Pujol, Sergio, Canciones argentinas, 1910-2010, Emecé, Buenos Aires, 2010, páginas 168-169


5 comentarios:

  1. Parece mentira escuchar ese tango por mi amiga Sandra, Saida. Con una voz e interpretación impecables, en un ámbito indefinido con un excelente acompañante.
    El blog, ya es una bitácora imprescindible de nuestras vidas, cada vez mejor, más suelto, aceitado, profundo y necesario !!
    Felicitaciones a las 2 !

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  2. Sí, el video de Sandra es maravilloso.
    Gracias por tus palabras, tu mirada me da muchas ganas de seguir en esta búsqueda.

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  3. Coincido con Pujol, este tango es existencial e indispensable. Porque esta es una borrachera que un sobrio también puede conocer, la de la herida primordial que conlleva la vida.
    Gracias!! A los dos.
    Sandra.

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  4. ¡Qué honor tener el comentario de la cantante!
    Me encanta la idea de tango existencialista: "la vida es una herida absurda" Un abrazo

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